domingo, 5 de enero de 2014

Embaucadores


    Ver televisión en navidad, y especialmente la víspera de reyes, te permite acceder al más completo catálogo de mitología contemporánea. Los anuncios de fragancias ocupan casi todo el tiempo, siempre excesivo, de las pausas publicitarias. Las firmas costureras, que viven en realidad de sus divisiones cosméticas, no tienen ningún empacho en embaucar a la gente corriente ( es decir, a todos nosotros ) con cualquier imaginario fascinante que, supuestamente, estará a nuestro alcance vía sentido del olfato: Desde la familia “so british” con tartanes y roadster MG, hasta la leyenda del marinero errante ( rubio como la cerveza) con una novia en cada puerto; pasando por novios encantadores, que dejan mensajes bilingües en el contestador, u horteras “Bling Bling” que seguro se perfuman en demasía

     Como si la utilización del perfume fuese fácil…y barato. Ya vimos en Hannibal ( la precuela del Silencio de los Corderos) como los aromas exquisitos son tan exclusivos como difíciles de encontrar, e incluso tienen algo de pócima. Recuerdo un perfumero,  perdido en las callejuelas del Marais parisienne, que personalizaba las fragancias de la forma más sugerente ( incluido su precio ) para que el usuario desprendiese el olor adecuado a su piel, algo así como un sensual ex libris que le iba a preceder para siempre. Yo, por mi parte, espero que los reyes magos acompañen cada frasco de perfume que regalen con un manual de instrucciones, para que al menos no tengamos que soportar ataques imprevistos a nuestras pituitarias.