Harto de vivir vidas ajenas a través de la ficción, o de las omnipresentes pantallas (la televisión, el ordenador); un largo viaje en coche, la road movie de siempre, me reconcilia con la mía y me pone a cien (ciento veinte, como mucho). Solo voy a atravesar el país vecino, pero me siento como si le fuese a dar la vuelta al mundo, a través del estrecho de Bering. Me voy sin este artefacto, y prometo no acercarme a un cibercafé a no ser que sea absolutamente necesario. El próximo post-it quizá sea digno de flirck, pues estará plagado de imágenes: de móvil, eso sí. Por fin he cumplido el anhelo de llevar solo un cachivache en el bolsillo, que me sirva para estar comunicado y hacer fotografías (al menos, dignas). A lo mejor incluso me conecto a la red algún día…¡si es que somos incorregibles! Chao.
domingo, 16 de agosto de 2009
Vida propia
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