lunes, 30 de noviembre de 2009

Regocijo


Este fin de semana he dado rienda suelta al más saludable de los reflejos…conscientes: La risa. Por supuesto, como su colega inconsciente, requiere ser estimulado y, poniéndome definitivamente escatológico, voy a explicaros.


Los músculos risorio, cigomático mayor, etc., pueden volverse aun más vagos que el intestino si los abandonamos a su suerte; es decir si nos dejamos empapar de tristeza con frecuencia. Igual que un buen reflejo gastro-cólico requiere de tres cosas fundamentales: Fibra, agua y una rutina disciplinada que lo fomente; la mejor risa necesita sentido del humor, optimismo y la cálida complicidad de los amigos. Porque te puedes reír solo, y de cualquier cosa, pero no hay nada mejor que la carcajada infecciosa e infectada; esa que se retroalimenta de las otras, liberando un torrente de endomorfinas que acaban impregnando a todo el grupo.

Yo tengo la gran fortuna de conservar viejos amigos; de aquella época tan permeable de la vida que se llama adolescencia. Y aunque hayamos sufrido la diáspora del tiempo y el espacio, nos reunimos para bruñir el tesoro de nuestra amistad, plena de todo: de recuerdos, de respeto, de comprensión, de cariño, y por supuesto de risa.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Voluntad...política



Midiendo mi propia incapacidad para afrontar cambios puedo entender, que no comprender, la de las autoridades para hacer su trabajo. Llevo muchos meses intentando dar a este desierto foro alguna utilidad, y la única que se me ocurre requiere afrontar determinados cambios: me estoy refiriendo a la inclusión de este blog (para mí un simple ejercicio, placentero, de escritura) en alguna página de aprendizaje del Español para extranjeros. Para ello debería convertir las entradillas en archivos sonoros, y acompañar el texto de vínculos con la RAE para aclarar significados. ¿Fácil, no? Pues, aunque ahora parezco decidido a hacerlo, llevo mucho tiempo acomodado en la desidia.


Los gobiernos y otras élites no deberían permitírselo como nosotros, anónimos ciudadanos, lo hacemos. Sin embargo esa es la única explicación para el fracaso sistemático de tanto y tanto encuentro, necesario para resolver problemas acuciantes: La reunión de la FAO en Roma, el protocolo de Kioto (y el próximo de Copenhague), las resoluciones de la ONU sobre los problemas en el Medio Oriente, las reuniones de los foros económicos, etc.

La falta de voluntad política es mucho más seria que la falta de voluntad de cada uno de nosotros (aunque cada vez esté más claro que la revolución; a la que nos podemos ver abocados, vendrá desde abajo) y por eso se oyen, ya, voces que auguran una próxima moneda única mundial, seguida de cerca por…Un único gobierno mundial. Esto traerá muchas consecuencias, pero la más polémica será la implantación de una fuerza coercitiva también mundial (sin la cual no será posible lo anterior): ¿Orwell, Huxley, La guerra de las galaxias? Reminiscencias todas, cuanto menos desasosegantes.

¡Dios!, para ayudar a aprender español, primero he de aprender a escribir…fácil.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Pareja de Ases



¡Cómo pasa el tiempo! Ya es lunes; y por lo tanto mi último post tiene una semana.


Bajo las patas del toro, no me queda más remedio que sacarme algún As, improvisado, de la manga: Esta Bola 8, de los Underworld, la saco más bien de la memoria; visionando aquella peli, con pretensiones neo-hippies, sobre una playa de ensueño. Es un buen ejemplo para ilustrar la diferencia entre la composición en escalas menores y mayores: estados de ánimo sombríos y luminosos (desde un punto de vista extra musical y psicológico). Aunque desde el principio reconoces una pieza vibrante y energética, no es hasta el minuto 5, de los 8 y pico de duración total, que esta delicia emite sus más luminosos efluvios (compuestos ahora en escalas mayores). El happy final (precedido por el White stuff) remata la comunión de todos los que están en la pista.

Sin embargo, el gran ejemplo del efecto de la tonalidad en nuestro cerebro es La noche transfigurada de Arnold Shönberg, un bellísimo sexteto de cuerdas cuya primera mitad está enteramente compuesta en menor, mientras que la segunda está en la escala mayor. La obra, basada en un poema de Richard Dehmel, cuenta la historia de una pareja paseando a la luz de la luna mientras ella confiesa que está embarazada de un hombre a quien no quiere (el tono menor, como anillo al dedo, para ilustrar el ánimo atribulado de la joven). Cuando él le responde que no debe preocuparse, que la ama, y que se hará cargo de ese bebé (¡menos risitas, que estamos en 1899!), la tonalidad mayor se adueña de la música hasta el final de la composición. ¡Oíd !

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Terror



Me parecía estar viéndolo, disfrutando como un enano (era bajito, si señor) mientras en su rostro se dibujaba aquella expresión entre el sadismo y el pánico incontrolable. ¿Cómo hubiera reaccionado mientras veía como aquella estaca, que acababa de atravesar al actor, estaba a punto de clavársele en el ojo?


Durante toda la proyección de Destino final 4 (en 3 dimensiones) no pude dejar de imaginarme a Sergio sentado, a mi lado, en el cine. Desgraciadamente hubiese sido imposible, porque su vida acabó hace tiempo y, además, lo hizo de una manera digna de sus adoradas películas gore. Acabó suicidándose: lanzándose al vacío desde un noveno piso, en la que supongo fue su borrachera definitiva.

Sergio era una de las personas con más talento que he conocido en mi vida, aunque en inteligencia emocional no estuviese muy puesto y, desde luego, no le diera tiempo a conseguirla con la edad (como hace la mayoría).

Hacia 1979, con las noches de Halloween y los Viernes 13 primigenios recién estrenados, Sergio decoraba su dormitorio con posters gigantes de los monstruos de la universal, y organizaba cenas en su casa para ver “Mis terrores favoritos”, aquel programa de Ibáñez Serrador que era la cátedra del género.

Con todos mis respetos, tengo que decir que algunos guiones exitosos de nuestro cine reciente los había visto ya sobre el escritorio de mi amigo. No estoy hablando de plagio, sino de su capacidad creativa y visionaria. Con matices, ya había imaginado Tesis, y Los Otros (curiosamente dos productos Amenábar) aunque, por aquel entonces el director de Ágora aun no había llegado a la facultad.

En su cartera llevaba, permanentemente, el poema de Lorca que ya ha aparecido en un par de ocasiones en este Blog; aquel que habla de un colibrí de amor entre los dientes. Porque, por amor hubiese dado Sergio cualquier cosa… Hasta la vida, como acabo demostrando. Él, que no era físicamente agraciado, no encajaba en una ciudad y una época para las que las apariencias eran tan importantes. Tardó años en calmar sus afectos con una pareja deliciosa y, poco después, recibió un golpe mortal de aquel azar que tanto gustaba convocar en sus narraciones: el HIV lo volvió a dejar solo…pero infectado. Evidentemente no pudo resistirlo, y dijo lo que cualquier buen protagonista de tan brutal historia: ¡ Adiós, mundo cruel ¡