sábado, 24 de julio de 2010

Hoy, no.



Hoy no me voy a hacer preguntas, solo extrañas aseveraciones.


Si el pasado ya no existe y el futuro no existe todavía, es al presente al que nos tenemos que atener. Este presente contenido en tantas imágenes pasadas y deseado en tantos momentos futuros. Esta siesta del largo y cálido verano, como reza en tantas citas pasadas, presentes y futuras. Esta luz procedente del pasado que ilumina mi presente anhelante de futuro (¡Nadie es perfecto, que diría Billy Wilder!).

Los días del futuro pasado, que dirían los Moody Blues, llenan nuestro presente, afortunadamente; porque no hay mayor fortuna que una memoria repleta de buenos recuerdos, un presente repleto de buena fortuna, y un futuro repleto de si mismo.

viernes, 16 de julio de 2010

Frustración



Lo que yo hubiese dado por estar en la piel del personaje que interpreta Patrick Fugit ; ese jovenzuelo que tararea Tiny Dancer junto a Drew Barrymore.


Para los que no hayan visto la peli (Almost Famous), sepan que se trata de un adolescente cubriendo, para Rolling Stone, la gira de una banda de rock, en la cima de su fama, hacia 1972 (exactamente cuando yo era, también, un adolescente que hubiese dado cualquier cosa por cubrir para ¿Disco Express? La gira de una banda de rock en la cima de su fama). Estoy admitiendo, aun consciente de su inutilidad, una de mis mayores frustraciones.

Frustrarse es, de hecho, uno de los verbos más nocivos que podemos utilizar, porque como la envidia (excelsa toxina) carece de antídoto. Por eso me olvido de lo que pudo haber sido y no fue, y me ocupo de algo que si existió sin ninguna duda. El primer corte de “Madman Across the Water” de Elton John, sonando en los altavoces del coche de mi padre, mientras conducía una inolvidable tarde de verano, rodeado de amigos inolvidables. El vello erizado acredita la buena memoria.

lunes, 12 de julio de 2010

Abducción

He amanecido fatal de la minoría. En realidad me viene dando la lata desde que comenzó el mundial de Sudáfrica, y solo tuve un atisbo de mejoría cuando me descubrí “disfrutando” del partido de semifinales contra Alemania. Pero fue un espejismo, porque ayer, cuando comprobé que mi televisor (en este rinconcito costero) no sintonizaba Tele 5, justo cuando empezaba el partido, no sentí el más mínimo enfado; es más, casi me alegré de poder cambiarlo (el partido) por otro programa más interesante. En realidad, la dolencia se manifiesta solo frente a la televisión, porque las banderas inertes que decoran los balcones del pueblo parecen lamentarse con una pregunta: ¿Y ahora qué?

Los telediarios, hoy, me hacen el mismo efecto que un chute de Dacortín a un alérgico a los corticoides: No existen otras informaciones que no sean las relativas a la abducción popular por el fervor futbolero; incluso los ministros se prestan, sin el más mínimo pudor, al obsceno juego del secuestro de voluntades. Cuando veo tratar el campeonato mundial de futbol con honores otras veces reservados a gestas magníficas, comprendo el descaro de las élites sin ética que nos dominan, y pierdo la esperanza de sobrevivir a su perverso plan: ¡Ande yo caliente y ríase la gente!

sábado, 10 de julio de 2010

En su sitio


En 1976, durante los 4 meses que duró mi militancia en el PSOE, participé en la organización de un homenaje a Rafael Alberti; entonces adalid brillante de la apenas vislumbrada democracia, y hoy un personaje puesto, sencillamente, en su sitio. Yo no voy a entrar (sería osado por mi parte) en la polémica sobre los valores poéticos o las habilidades políticas de este señor. Me limitaré a recordar lo que se comentaba en cierto pueblo del sur de Córdoba sobre el homenaje que se le ofreció allí, en el calor del clímax de la transición. La gente no entendía por qué había que homenajear a alguien que, durante su corta estancia en el pueblo para curarse de una afección pulmonar, en casa de su cuñado notario (una fuerza viva, sin duda; recordemos que corría 1924), había mantenido una actitud que podría resumirse como altanera (en un podio intelectual y social que poco tiene que ver con el pueblo). Los progres al uso, es decir, aquellos que todavía no son capaces de cambiar el concepto de progreso por vagancia intelectual, solo escuchaban los cantos de sirenas procedentes de Paris, o de un pasado remoto, cargado de rencor y veneno; de modo que les era indiferente la opinión de los viejos del lugar: aquel poeta era un exiliado de oro de la república, y un símbolo valiosísimo para restaurar la democracia.


Afortunadamente, el tiempo inexorable (que no se deja vencer con ruegos) pone a todo el mundo en su sitio. A este señor, concretamente, en los salones de la burguesía rural (a la que gustaba machacar con sus disquisiciones teóricas sobre marxismo, mientras merendaba opíparamente) o en las tabernas populares donde miraba por encima del hombro a tanto patán. El homenaje, de todos modos, sirvió para arengar a la gente sobre el advenimiento de la democracia, esa misma democracia que ahora está a la espera de ser colocada en su sitio por el titán Kronos.

domingo, 4 de julio de 2010

Quemando rastrojos

Acabo de leer una columna de Arturo Pérez Reverte, para el XL Semanal de ABC, verdaderamente incendiaria; pero, qué coño, ya es hora de ir quemando rastrojos. Su habitual patriotismo antipatriótico, aparente contradicción que fluye perfectamente de la pluma de este hombre, estaba inflamadísimo; hasta el extremo de recurrir a la consabida “era broma” cuando su ira podría llegar a ser intolerable. De todos modos, cuando llega al clímax de sus argumentos contra nuestra clase política contemporánea, no le falta razón: Critica la utilización en el senado de las diversas lenguas oficiales, con traducción simultánea y pinganillo; y lo llama “el mayor homenaje a nuestra imbecilidad nacional”…No me resisto a citarlo literalmente:


“…Un andaluz medio analfabeto, presidente autonómico, hablaba con torpeza en catalán mientras otro andaluz, casi tan analfabeto como él, vicepresidente tercero del gobierno, escuchaba mediante un auricular la disparatada traducción a una lengua, el castellano, que ambos conocían-decir dominaban es excesivo- casi perfectamente. Y mientras, en sus bancos, encantados de estar allí, los cómplices de esos dos sujetos aplaudían.”

Obviando el exceso de llamar analfabetos a los protagonistas de la farsa, no me dirán que no ha bordado el cuadro (costumbrista) de la nueva España de charanga y pandereta; ¿o sería mejor decir de rap y percusión digital, para adaptarnos al país ultramoderno que intenta vendernos La Pajín, por ejemplo; sin percatarse de que solo vende “tendencias”, en el mismo sentido que tiene esa palabra-icono de sus denostados enemigos los pijos: algo vacío, efímero y ridículo, que se derrumba estrepitosamente con el soplido del viento que rola.