Una radiante mañana de agosto de 1998 atravesaba el puente de Williamsburg en el asiento trasero de un Checker.
A mi lado viajaba mi amiga Amelia, que había aterrizado en los Estados Unidos por primera vez en su vida hacía apenas una hora. Ante nosotros se erguía la línea del horizonte Neoyorquino intacta, antes de la amputación del WTC, y aquel espectáculo merecía una banda sonora adecuada, de modo que le pedí al taxista Sijs que pusiese en el viejo autorradio uno de los cassettes (aun grabábamos en cintas) que habíamos preparado para nuestro viaje: una flamante road-movie, que podría titularse Looking for Yogui, hasta California, con etapa de lujo en el parque nacional de Yellowstone.
Los bien afinados bafles comenzaron a vomitar pulsaciones del contrabajo en aquella contienda, entre un conde y un duque, capaz de dejar boquiabierto a todo el Gotha: Un día de Julio de 1961, las dos mejores Big Band de la historia, se encontraron en un estudio para grabar un disco legendario: The Count meets The Duke, cuyo primer corte era el master tracks de esta Battle Royal, dejando muy claras las intenciones del álbum.
Viendo oscilar el turbante del chofer, incapaz de resistir aquel swing, sentí que había elegido bien la pieza para presentar a alguien Gotham City.
sábado, 8 de enero de 2011
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1 comentario:
a mi se me está moviendo algo más que el turbante... buenos días, amore
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