jueves, 25 de diciembre de 2008

Oh, Lonesome me



Ya en 1971, cuando escuche por primera vez a Neil Young cantar “Oh, solitario de mi”, tuve la sensación de que la hubiese compuesto para mi; pero eso era consustancial con la adolescencia (cualquier chaval es lo suficientemente vanidoso como para pensar que la canción que tanto le gusta va sobre él, como bien decía Carly Simon), de modo que no le dí demasiada importancia. Pero 38 años más tarde, me percato de que aquel estremecimiento persiste; especialmente durante estos días, tan familiares, diseñados para proscribir a quien no tiene familia.
Me hubiese gustado encontrar una grabación de la época de “After the Gold Rush”, para sumar la nostalgia al desasosiego, pero esta, tan reciente, no está nada mal (al menos de sonido)

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