domingo, 12 de abril de 2009

Control





Sería injusto decir que la gran estrella del rock oscuro, Ian Curtis, era solo un marido desgraciado (como tantos otros, by the way); porque además era un magnífico poeta. Uno más, entre sus colegas malditos, que martirizaba un colibrí de amor entre los dientes (como diría Lorca). Pero en el biopic escrito por su esposa Debby queda claro que la fuente de sus tristes y hermosas canciones era un error de los que se pagan muy caro: haberse casado con ella.
La película, basada en el relato, hace honor a su título y a una de las palabras clave en la vida de este chico: Control.
El relato de la damnificada está controlado, de manera que no resulta demasiado vengativo ni demasiado victimista. La luz está controlada, produciendo una preciosa fotografía, en blanco y negro, de la grisalla en los suburbios británicos.
La historia comienza en 1973, y el adolescente Curtis está fascinado con el Aladin Sane de Bowie: ¡Mira ese hombre, tan infeliz!, parece decir mas tarde mientras canta desolado: ella perdió el control.

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