domingo, 3 de mayo de 2009

Conversando


    Una buena conversación debe parecerse a esas que han profesionalizado (por llamarlo de alguna manera) la radio y la televisión: las famosas tertulias; pero sin esa patina infame que les confiere el hecho de ser impostadas y remuneradas. Debe ser interesante y respetuosa; divertida y relajante; formativa y sorprendente. No hay necesidad de un moderador, porque el respeto y la observancia simple de las leyes del diálogo (escuchar e intervenir) son suficientes.

    Este fin de semana he disfrutado conversando como no lo hacía tiempo ha. Charlas, con todos los epítetos de arriba, en buena compañía y un entorno peculiar: La bañera de un velero al atardecer. Mientras Prokófiev ilustraba con su sinfonía clásica los embates del viento con las velas, nosotros hablábamos de mar y música. Un verdadero placer. 

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