miércoles, 19 de noviembre de 2008

Tribunal de trasgos


Estreno ordenador. Me siento como niño con zapatos nuevos, solo que la sensación es la de estar descalzo sobre un terreno resbaladizo. Aprendí a usar estos cachivaches con una mezcla de necesidad y fascinación, que es la combinación perfecta para acceder a las más altas estancias del fracaso. A medida que yo he ido creciendo y mi ansiedad menguando, la fascinación ha ganado terreno a la necesidad y todo resulta más fácil. Aun así, cada vez que desvirgo una de estas máquinas me siento violado. Es como si una legión de los duendecillos invisibles del cuento te estuvieran examinando de unas oposiciones vitales, de esas que nunca terminan y van permitiéndote eliminar rivales hasta que piensas que el puesto es tuyo; entonces es cuando el ordenador peta y tienes que comprar uno nuevo: Te han suspendido y tienes que presentarte a una nueva convocatoria (en un puesto de mas envergadura, claro está). Ahora sabes más y estas más preparado, pero los trasgos son más canallas y te someten a pruebas más difíciles. Por ejemplo, ahora, voy a ver que ocurre con la entrada anterior de este cuaderno (una de esas con aplicación abierta en automático). Quizás tengamos que oír para siempre cantar a los Beatles aquello de I feel Fine, lo cual tampoco estaría mal del todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buenas!

Pues felicidades por el nuevo ordenador. Pero como no vayas sacando y metiendo el post de abajo me temo que la atención mediática quedará fijada en ello.

Para siempre quizás no. Depende solo del numero de entradas que hayas programado para la página del blog.

Aunque... I feel fine... ¿por que no para siempre?