viernes, 3 de octubre de 2008

El signo de los tiempos



Entre Sartre (El infierno son los otros) y San Francisco de Asís (Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian) tiene que haber un equilibrio. Con frecuencia me asalta el miedo de que, ese principio de mi vida (compartido, seguramente, con muchos de mis contemporáneos) que puede expresarse de muchas formas: "Para querer a los demás, has de quererte tú primero", La (compasión o caridad, según versiones) bien entendida, empieza por uno mismo", "Dios dice: Cuidate que yo te cuidaré", etc; solo se aplica hasta mis confines. En otras, y pocas, palabras: soy un puto egoísta. Pero, como también le debe ocurrir a mucha gente, no encuentro el camino, o no tengo el suficiente valor para adentrarme en él. Aun sabiendo que al final puede estar agazapada la felicidad de sentirte útil sin recompensas, que suele ser lo primero que exigimos ante un esfuerzo…Y cuando digo UTIL, digo "de ayuda" para algunos seres concretos, cercanos (o menos)…un poco en plan películas del New Deal. ¿Os suena?.
Por supuesto que, al contrario de lo que ocurre en "¡Que bello es vivir!" (por ejemplo), soy consciente de la gente que cuenta conmigo, pero la desazón persiste. ¿Será que eso no es, aun, ser UTIL? ¿Será que anoche dieron en TV la película de Ray Loriga sobre Teresa de Avila?. ¿Será el signo de los tiempos, como diría Prince?

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