martes, 30 de septiembre de 2008

Las fuentes de la imaginación





Hasta que se promulgue la APSE (anti publicistas sin escrúpulos)*, no nos queda más remedio que aplicar la varita de Bellatrix a las desvergonzadas propuestas y desentrañar sus intenciones. O usar su muy eximia función êducâtiô, que corrige o desmiente a los truhanes.
Circula el anuncio para televisión de un automóvil, donde una voz en off le concede a una actante libertad hasta las tres (cuando la van a necesitar en el plató). La chica quiere aprovechar ese tiempo para demasiadas cosas, pero su coche se multiplica o se divide (según como se mire) y le permite hacerlo todo: Entre otras cosas machacarse un poquito en el gimnasio, ¡toda estresada ella!, para llegar a ser pronto una actante con las máximas posiciones actanciales (je,je,je).
Cuando acerco la varita a la pantalla se pone toda roja de ira y me dice, con una combinación de vergüenza propia y ajena, que quien necesita a aquella chica en ningún plató a ninguna hora. ¡Otra hortera más, disfrazada de periodista y mezclando la profesión con la murmuración, el respeto con el escarnio y el homenaje con el agravio!. Además, no hay derecho a semejante ritmo de vida; ni al de la mozuela (obsérvese el lenguaje pasado de moda del artefacto), a quien le va a dar algo, ni al de los ancianitos y enfermos, que tienen que aguantar a semejantes estúpidos/as (el cachibache da por sentado que quien tenga la posibilidad de estar en cualquier otra parte que no sea frente al televisor estará) jactándose de sí mismos.
Curiosamente, del vehículo algebraico no dice ni mú.
-¿Y si fuese actriz en lugar de actante?, le pregunto.
- Peor. Entonces jactarse de sí misma sería lo único que hiciese a ambos lados del cristal (supuse que se refería a la pantalla). ¡Que horror! : Los actantes jactándose de su capacidad de juzgar a los actores que se jactan de su capacidad de imitar a los actantes que se jactan de su capacidad de…


* Tranquila señora Mikko, esto es ficción, y si hubiera o hubiese fuentes que citar serían Vladimir Propp o Mircea Eliade.


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