A vueltas con la R.A.E.

Sacándole la lengua a la lengua, que tanto me gusta, observo la bolsa (por cierto, no biodegradable) que lleva un señor delante de mí en la cola de la estafeta. La bolsa basura (que no de basura) reza: "Actuaciones inmobiliarias"; y yo me imagino al famoso hotel de la playa del Algarrobico entregado a una frenética danza con el "Gothan" de Castilla- La Mancha, auspiciado por el Pocero, en plan Fred Astaire y Ginger Rogers. O quizá al alcalde de Madrid (disfrazado de Houdini) encerrado en una urna de cristal, atado de pies y manos, sobre los inexistentes jardines de la antigua M-30.
Con solo sustituir la b por una v, y suprimir esas "iarias", que son unas perfectas desconocidas en sociedad, tendríamos algo firme e invariable ( según el diccionario de la R.A.E.), que falta hace entre tanta incertidumbre. Algo que nos devolviera esa sensación que nos trasmitían nuestros educadores, hasta hace muy poco tiempo: El mundo es un constante hábitat donde se espera de ti una determinada conducta, a la que debes adaptarte por tu bien. Ahora la sensación que tenemos es la de un hábitat inestable donde se teme cualquier improperio por parte de nuestro prójimo (del latín proximus) : "Hombre respecto de otro, considerados bajo el aspecto de la solidaridad humana" según la R.A.E. otra vez.