sábado, 10 de enero de 2009

Excesivo




Debe ser costumbre, en el castillo de Molsheim, huir hacia adelante cuando todo el mundo va de culo. Claro, que si eres Ferdinand Piech, presidente de VW entre 1993 y 2002, y nieto de Ferdinand Porsche, más que huir lo que estas haciendo es Monter la crête du monde
Desde 1913, Ettore Bugatti ansiaba construir el coche que le situara a la cabeza de los fabricantes de alta gama, pero la realidad se impuso siempre a su soberbia: primero fue la gran guerra, y después, cuando el proyecto Royale fue una realidad, la crisis mundial de 1929 provocó que aquel magnífico automóvil acabase reencarnado en tren. En la foto de la izquierda vemos el tercer, y último, modelo que consiguió vender de los seis construidos: su comprador fue el capitán ingles Cuthbert Foster, cuyo ego debía ser aun mayor que el del propio Bugatti pues, en la fabulosa carrocería de Park Ward ,mandó sustituir el elefante, símbolo de la marca, por el espíritu del éctasis. Estábamos en 1933, cuando Roosvelt inauguraba el New Deal y los alemanes elegían, democráticamente, al arquetipo de los dictadores.
Ahora, cuando en la casa blanca diseñan el New New Deal, y las democracias de todo el mundo sucumben a la dictadura del mercado, el nuevo morador de Molshein resucita el sueño del italiano. Precisamente así: Mejor que cualquier sueño titulan, en el diario El País, el reportaje que dedican al último modelo de la marca (y que, por cierto, ya no está disponible en la hemeroteca del periódico, excepto para los subscriptores); un coche con prestaciones propias de los videojuegos ( parafraseando al reportero).
Total, que nos movemos entre el mundo de los sueños y el virtual, pero volvemos a obviar la realidad, que está siendo mucho más benevolente, pues de las 300 unidades fijadas como tope de producción ya se han adjudicado 250; y además de convertirse en un fenómeno mediático, ha desencadenado una contienda con la firma estadounidense Shelby para desarrollar el coche más excesivo… ¡Debe ser el progreso!

1 comentario:

Vencido dijo...

Como siempre, el exceso hace frontera con la necesidad.

Una nueva muestra de que la Segunda Depresión acecha a la vuelta de la esquina...