sábado, 24 de enero de 2009

Vacunas




La vacuna, grosso modo, consiste en inocular el patógeno en el organismo para estimular el trabajo del sistema inmunitario; de modo que, esta mañana de sábado, he acudido en busca de mi dosis periódica contra la minoría. Me he decantado por una larga cola, en la más emblemática de las pescaderías, del mercado más emblemático, del más emblemático de los barrios castizos. ¿Emblemas de que? Pues precisamente de la mayoría moderna, que no es otra cosa que un compendio de minorías: El anciano, el inmigrante, el gay, el progre bohemio…y las que solían ser mayorías venidas a menos: el ama de casa, el señor conservador y gourmet, etc. Todos alrededor de un pescadero virtuoso, capaz de hacer una pescadilla filetes, mientras reserva la espina y la cabeza para fumet, en 45 segundos.
- ¡Dicen que Florentino le va a quitar a Messi al Barsa!
- Bueno, también le quitó a Figo y no se hundió el mundo.
- ¿Nadie quiere unos percebitos? ¡Mirad que precio!
A pesar de la virguería del pescadero, la cola no para de crecer; porque la gente pide kilos de pescado fresco para después congelarlo en casa; y todo el mundo lo quiere preparado, como en los recipientes de polyespan en Carrefour, pero con el toque de exclusividad del viejo mercado. ¡Viva el siglo XIX!...Eso sí: dos bolsas de plasticazo para que no chorreé el pez (¡Ahora viva el XX!), y la cara de asombrado aburrimiento de algunos como prueba viviente del XXI.
-¡Esto va a ser la ruina del Barsa!
- Bueno, la ruina no, porque buenos “dineros” que le van a dar.
La próxima dosis igual la busco, directamente, en uno de los focos de infección. Igual me voy a un estadio de futbol.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye Pink, no tuvieron bastante con la primera época florentino?? las segundas partes nunca fueron buenas.

Anónimo dijo...

Si tengo que ser de algun equipo seré del Atletico de Madrid...pero ¡tampoco!