jueves, 29 de enero de 2009

PIGS


PIGS means cerdos, o el acrónimo de los cuatro países del sur de Europa (Portugal, Italy, Greece and Spain), según algunos economistas anglosajones; descendientes de aquellos que hace 300 años pergeñaron la idea de productividad como hoy la entiende todo el mundo. Una idea que, por más errónea, injusta, manipuladora y avocada a la debacle que pueda ser, no encuentra (todavía) un solo detractor en todo el planeta. Apoyada en la teología protestante, donde la caridad no es necesaria para la salvación, y en el fulgor de sus logros (a corto plazo), es incapaz de aceptar sus efectos segundarios; de la misma manera que quien duerme siempre a base de Diazepam es incapaz de admitir la profundidad de la sima insomne donde se hundirá más tarde.
A esos economistas no les gusta que los países del sur de Europa cuestionen su empeño en trabajar mas, para consumir mas, para necesitar mas, para tener que trabajar mas, para consumir mas, para necesitar mas…etc.
Sin embargo en Davos, ese lugar donde iban a pavonearse y ahora vuelven a ir para encontrar la manera de hacer que el mundo vuelva a su redil: el de ellos, se sienten como en el hotel para tuberculosos ideado por Thomas Mann en La montaña mágica. Quien conozca la célebre novela se acordará del carácter iniciático de la historia; de todo lo que aprendemos de la enfermedad como camino inevitable hacia la salud... ¡Ojala los engreídos participantes del foro la lean y aprendan algo!


“¡Adiós! ¡Vas a vivir ahora o a caer! Tienes pocas probabilidades; esa danza terrible a la que te has visto arrastrado durará todavía algunos cortos años criminales, y no queremos apostar muy alto que puedas escaparte. Si hemos de ser francos, nos tiene sin cuidado dejar esta cuestión sin contestar. Las aventuras de la carne y el espíritu, que han elevado tu simplicidad, te han permitido vencer con el espíritu lo que no podrás sobrevivir con la carne.”


La montaña mágica Thomas Mann

sábado, 24 de enero de 2009

Vacunas




La vacuna, grosso modo, consiste en inocular el patógeno en el organismo para estimular el trabajo del sistema inmunitario; de modo que, esta mañana de sábado, he acudido en busca de mi dosis periódica contra la minoría. Me he decantado por una larga cola, en la más emblemática de las pescaderías, del mercado más emblemático, del más emblemático de los barrios castizos. ¿Emblemas de que? Pues precisamente de la mayoría moderna, que no es otra cosa que un compendio de minorías: El anciano, el inmigrante, el gay, el progre bohemio…y las que solían ser mayorías venidas a menos: el ama de casa, el señor conservador y gourmet, etc. Todos alrededor de un pescadero virtuoso, capaz de hacer una pescadilla filetes, mientras reserva la espina y la cabeza para fumet, en 45 segundos.
- ¡Dicen que Florentino le va a quitar a Messi al Barsa!
- Bueno, también le quitó a Figo y no se hundió el mundo.
- ¿Nadie quiere unos percebitos? ¡Mirad que precio!
A pesar de la virguería del pescadero, la cola no para de crecer; porque la gente pide kilos de pescado fresco para después congelarlo en casa; y todo el mundo lo quiere preparado, como en los recipientes de polyespan en Carrefour, pero con el toque de exclusividad del viejo mercado. ¡Viva el siglo XIX!...Eso sí: dos bolsas de plasticazo para que no chorreé el pez (¡Ahora viva el XX!), y la cara de asombrado aburrimiento de algunos como prueba viviente del XXI.
-¡Esto va a ser la ruina del Barsa!
- Bueno, la ruina no, porque buenos “dineros” que le van a dar.
La próxima dosis igual la busco, directamente, en uno de los focos de infección. Igual me voy a un estadio de futbol.

miércoles, 21 de enero de 2009

Hippies V


“El paraíso es un lugar con muchas salidas pero sin ninguna entrada”. “No deberíamos darle ningún bocado más a la manzana”.
Estas dos frases pertenecen al diálogo crucial de una película crucial en mi vida: La Valleé, dirigida por Barbet Schroeder en 1972. Cuenta la expedición de unos hippies en busca de un supuesto Shangri-La, real, en el extremo oriente. No voy a desvelaros nada, por si queréis pasaros por Youtube y visionar en una playlist, disponible desde Agosto, los 13 fragmentos en que han dividido esta joya.
El paraíso significa la inocencia que, una vez perdida, no se puede recuperar; y la manzana es el afán de conocimientos por parte de la humanidad; de modo que la metáfora bíblica estaba clara: Es mejor permanecer ignorantes… Aunque todos sospechamos que los que difundieron las “escrituras” albergaban la esperanza de mantener el conocimiento como exclusivo privilegio. La llave del poder.
De todas formas, algo hay de cierto en la historia del Génesis, y la prueba es que mientras reducimos el tamaño de los chips, seguimos aumentando el de nuestras desdichas. Por eso, la frase que mas me gustó del discurso inaugural de Obama (por cierto escrito por su “negro” : Un recién licenciado en políticas, de 27 años, llamado Jon Favreau) es esta:
”A todas las naciones que, como nosotros, disfrutan de relativo bienestar, les decimos que ya no nos podemos permitir la indiferencia hacia el sufrimiento mas allá de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos del mundo sin mirar las consecuencias. Porque el mundo está cambiando, nosotros tenemos que cambiar con él”.
Yo apliqué mi varita de Beatrix Lestrange e, inmediatamente, se añadió el fragmento que la corrección (y la conveniencia política) habrían borrado. “…y esperar a que los desposeídos tengan una calidad de vida como la nuestra antes de seguir disminuyendo el tamaño de los chips (por ejemplo).

sábado, 17 de enero de 2009

Melodías


Si permanecéis el tiempo suficiente en algún lugar donde se hacine la gente, acabareis escuchando unos cuantos tonos de llamada. Se supone que personales, porque para eso tenemos la posibilidad de escoger casi cualquier melodía como sonido alertador: El score de La pantera rosa, el celebérrimo silbido de El bueno, el feo y el malo, o Paraelisa de Beethoven.
¡De acuerdo!, puede haber llamadas de teléfono (móvil, ósea en cualquier sitio y en cualquier momento) anheladas, portadoras de noticias estupendas, e incluso salvíficas; pero admitamos que la mayoría no pasan de ser un trasunto cotidiano, teñido de rutina e incluso hastío. Por eso, si tengo que dejar que una melodía se convierta en esa especie de estímulo animal, prefiero que sea la creada, a tal efecto, por los responsables de Nokia, Soni-Ericson o cualquiera otra marca, antes que alguna de mis preferidas y admiradas: Por nada del mundo pondría en mi móvil el 2º movimiento del cuarteto de cuerda nº 76 de Haydn, o la dulce melodía de Helpless (escrita por Chaky en un ataque de amor y odio a su terruño); sería como expoliar un tesoro…o darle margaritas a los cerdos.

miércoles, 14 de enero de 2009

El Caso


El periódico de sucesos El Caso no ha dejado, aparentemente, rastro digital alguno, pero en algún sitio tienen que estar los archivos de esa publicación, que unos consideran un alarde de periodismo, infravalorado, y otros el único ejemplo de tabloide amarillo (de esos que tanto proliferan en el mundo anglosajón) por estos lares.
Personalmente, recuerdo El Caso como una publicación de género (negro) que poco tenía que ver con la prensa diaria; de hecho era un semanario. Era un periódico que apelaba a los instintos irredentos del público (morbo, curiosidad malsana, inquina, etc.) para hacer su agosto; pero cumplía a la perfección los requerimientos del género y, muchas veces (como recuerdan sus defensores) suponía la única oposición a la férrea censura de la dictadura franquista: con la excusa de “los sucesos” desvelaba cosas que no podían decirse en la prensa oficial.
Con el tiempo, y la democracia, aquellos instintos reprimidos dejaron de serlo para exigir su satisfacción a escala popular, y el rectángulo listo se hizo con la patente del género negro hasta teñir gran parte de su programación: ¡ Que tiempos aquellos cuando, la conciliación entre grandes audiencias y ética, provocaba grandes debates ¡ o, por ejemplo, el divorcio definitivo de Arturo Pérez Reverte con la televisión pública (Código 1).
Ahora, en las grandes cadenas generalistas, los informativos de máxima audiencia no tienen nada que envidiarle al Caso: el 80% de la escaleta (guión) está dedicado a desgracias de gente anónima, que despierten en la gente, además de los instintos arriba citados, el sentimiento de consuelo de los tontos:” mi mísera vida es un paraíso comparado con la de es@ desgraciad@.
Probablemente, el archivo del Caso se quemara en algún incendio “fortuito”, pero sus esencias han germinado entre los editores de los telediarios.

sábado, 10 de enero de 2009

Excesivo




Debe ser costumbre, en el castillo de Molsheim, huir hacia adelante cuando todo el mundo va de culo. Claro, que si eres Ferdinand Piech, presidente de VW entre 1993 y 2002, y nieto de Ferdinand Porsche, más que huir lo que estas haciendo es Monter la crête du monde
Desde 1913, Ettore Bugatti ansiaba construir el coche que le situara a la cabeza de los fabricantes de alta gama, pero la realidad se impuso siempre a su soberbia: primero fue la gran guerra, y después, cuando el proyecto Royale fue una realidad, la crisis mundial de 1929 provocó que aquel magnífico automóvil acabase reencarnado en tren. En la foto de la izquierda vemos el tercer, y último, modelo que consiguió vender de los seis construidos: su comprador fue el capitán ingles Cuthbert Foster, cuyo ego debía ser aun mayor que el del propio Bugatti pues, en la fabulosa carrocería de Park Ward ,mandó sustituir el elefante, símbolo de la marca, por el espíritu del éctasis. Estábamos en 1933, cuando Roosvelt inauguraba el New Deal y los alemanes elegían, democráticamente, al arquetipo de los dictadores.
Ahora, cuando en la casa blanca diseñan el New New Deal, y las democracias de todo el mundo sucumben a la dictadura del mercado, el nuevo morador de Molshein resucita el sueño del italiano. Precisamente así: Mejor que cualquier sueño titulan, en el diario El País, el reportaje que dedican al último modelo de la marca (y que, por cierto, ya no está disponible en la hemeroteca del periódico, excepto para los subscriptores); un coche con prestaciones propias de los videojuegos ( parafraseando al reportero).
Total, que nos movemos entre el mundo de los sueños y el virtual, pero volvemos a obviar la realidad, que está siendo mucho más benevolente, pues de las 300 unidades fijadas como tope de producción ya se han adjudicado 250; y además de convertirse en un fenómeno mediático, ha desencadenado una contienda con la firma estadounidense Shelby para desarrollar el coche más excesivo… ¡Debe ser el progreso!

martes, 6 de enero de 2009

Obituario


¿Se puede escribir un obituario, sentido, de alguien que no conoces? Si.
Delaney Bramlett ha muerto. Para saber quien es, y que hizo, está la necrológica que publica hoy la prensa; pero para saber que significo para mí tendréis que seguir leyendo.
A la mágica edad de 15 años, cuando todo es posible y no se tiene ninguna certeza, cayo en mis manos un disco en cuya portada aparecía un Rolls Royce Silver Wraith, rodeado por un puñado de hippies: estos eran los Bramlett y sus amigos On tour. Entre ellos estaban George Harrison, Eric Clapton, Leon Rusell, J.J. Cale, Dave Mason…es decir ¡muchos de mis ídolos! Si habéis visto la película “Casi famosos”, donde un quinceañero tiene la oportunidad de acompañar a un grupo durante una de sus giras triunfales, podréis comprender lo que yo hubiese dado por viajar en el bus que seguía a aquel cacharro. Cada generación tiene sus superhéroes, y los nuestros eran estrellas de rock. Después, en el verano de 1971, con la vida burbujeante ante mis asombrados ojos, tuve otro disco de la pareja que cada vez que sonaba en las fiestas llenaba, inmediatamente, la pista de posesos bailarines.
Por todo ello (los sueños y los momentos felices), cuando he visto la noticia de su muerte, he deseado de todo corazón que descanse en paz.

domingo, 4 de enero de 2009

Impreso


Hasta hace muy poco tiempo, solo en el ciberespacio se solían decir ciertas cosas pero, sin ir más lejos en el periódico de hoy, he encontrado dos aseveraciones dignas de la opinión digital o, simplemente, de la calle. Los colaboradores de la prensa seria ejercían una sutil autocensura para no llamar a muchas cosas por su nombre.
En La cuarta página del País leo a Timothy Garton Ash: “Es evidente que el planeta no puede sostener a 6.700 millones de personas que vivan como lo hace la clase media actual en Norteamérica y Europa occidental, ni mucho menos los 9.000 millones previstos para mediados de siglo. O excluimos a una gran parte de la humanidad de los beneficios de la prosperidad, o nuestra forma de vida tiene que cambiar”. Algo que muchos de nosotros ha sostenido, casi toda su vida, en conversaciones con amigos y conocidos, obteniendo casi siempre miradas acusatorias de utópicos o nihilistas… ¡y no solo de los conservadores, sino de los progres sensatos y realistas!
También leo, en un artículo sobre la todopoderosa directora del Vogue americano Anna Wintour, un comentario de su antecesora: “Nos encontramos ante un mercado de la moda que no sabe hacer ropa buena y barata, y eso es algo que tiene que acabar haya recesión o no”… ¿A que me suena eso?
Si sigo viendo impresas, en el diario de mayor tirada del país, cosas como estas voy a terminar pensando que, esta vez, algo se mueve en serio; so pena que estemos, como siempre, ante la estrategia que puso Giuseppe Tomassi di Lampedusa en boca del Príncipe di salina: “Si tutto debe rimanere com’è, è necesario che tutto cambi”

jueves, 1 de enero de 2009

Operetas


Por razones ajenas a mi voluntad, pero muy propias de mi corazón, me convierto esta primera mañana del año en improvisado espectador de TV. La única distracción de mi anciana madre consiste en contemplar el rectángulo listo, que es como hay que denominar ahora a la caja tonta, que ha pasado a ser plana y adoctrinadora.
Hoy ha elegido los canales públicos: ración doble de opereta.
Primero la misa solemne desde la basílica de S. Pedro, oficiada por el mismísimo Papa. Como solo he llegado a la comunión, he podido ver el desfile de mantillas y fracs, salpicados por algún que otro uniforme de charreteras (¡lo juro!), genuflexo ante su santidad. En algún momento parecía salido de la imaginación de Franz Lehár. A continuación, el concierto de año nuevo desde la capital austriaca (el tufo ex imperial me persigue). Aquí también hay un desfile: de tópicos y sorpresas archisabidas: varios comienzos en falso del Danubio azul, la sinfonía de los adioses de Haydin, la marcha Radetzky…en fin, la quintaesencia de la tradición, esponsorizada por Rolex. La falsísima risa de José Luis Pérez de Arteaga (ilustre locutor de Radio clásica), cuando Baremboin ha dramatizado el final de la sinfonía de los adioses, ha marcado el climax de la nausea.