domingo, 30 de agosto de 2009

Arcadia industrial



¿En que se parecen el capitán Haddock: ese entrañable borrachuzo y gruñón que poblaba el universo de Tintín, al señor Swann: el elegante invitado a cenar a casa de tía Leoncia en el idílico Combray? En que los dos han habitado, este verano, mi particular orbe de mitómano.







En el castillo de Cheverny, donde se inspiró Hergé para dibujar Moulinsart, creí ver al intrépido reportero y a su inseparable amigo quejarse de las hordas de turistas invadiendo la intimidad de su hogar; un hogar, por cierto, realmente ocupado por los marqueses de Vibraye (sus actuales dueños).

En Illiers-Combray, en el nº 4 de la calle del doctor Proust, el padre del autor, está la casa a la que acudía Swann para cenar, provocando el exilio del narrador al dormitorio donde anhelaría el beso de buenas noches materno.
Hay quien prefiere visitar los lugares donde se desarrolló la Historia (toda clase de monumentos y poderosas moradas), pero yo busco a los artífices de mis emociones privadas allá donde se supone que están; en ciertos parajes reales, tantas veces transformados como individuos conforman el imaginario colectivo.

domingo, 16 de agosto de 2009

Vida propia


Harto de vivir vidas ajenas a través de la ficción, o de las omnipresentes pantallas (la televisión, el ordenador); un largo viaje en coche, la road movie de siempre, me reconcilia con la mía y me pone a cien (ciento veinte, como mucho). Solo voy a atravesar el país vecino, pero me siento como si le fuese a dar la vuelta al mundo, a través del estrecho de Bering. Me voy sin este artefacto, y prometo no acercarme a un cibercafé a no ser que sea absolutamente necesario. El próximo post-it quizá sea digno de flirck, pues estará plagado de imágenes: de móvil, eso sí. Por fin he cumplido el anhelo de llevar solo un cachivache en el bolsillo, que me sirva para estar comunicado y hacer fotografías (al menos, dignas). A lo mejor incluso me conecto a la red algún día…¡si es que somos incorregibles! Chao.

domingo, 9 de agosto de 2009

Aniversario


Hoy hace un año que empecé a publicar este blog; y desde entonces, lo que solía acabar en el archivo perdido de la carpeta olvidada, suele estar a vuestra disposición. Hoy también, como entonces, estoy agostado; lo que viene a querer decir en un lamentable estado de ánimo. Porque Agosto, para mí, significa exactamente lo contrario que para la mayoría: Mientras que todo el mundo está de vacaciones yo tengo doble trabajo, ya que la chica que suele ayudarme está disfrutando las suyas.

Para la entradilla aniversario había pensado en muchas cosas, pero al final la desidia ha podido conmigo y he decidido usar la “documentación”; ósea, elegir el mejor post-it, de cada etiqueta, publicado en todo este tiempo.

Como el principio de la bitácora coincidió, prácticamente, con el estallido final de la crisis, la etiqueta Heterodoxia está llena de invectivas contra los amos del universo, pero creo que la más representativa es la de su reunión anual en Davos, que titule PIGS el jueves 29 de Enero de este año.

Con la etiqueta Reseñas nunca pretendí reseñar, en el sentido estricto de la palabra, el cual incluiría la novedad de la obra publicitada; por eso he decidido elegir una publicada el sábado 23 de Mayo de 2009 con el título de La Semilla inmortal: se trataba de la doble reseña de dos viejas obras, pero está lo suficientemente elaborada como para ganarse este puesto.

Con el marbete de Terapia están marcadas muchas entradas tristes, apasionadas, quejumbrosas y, en definitiva, la pura esencia de este blog (que empecé a escribir una noche del verano pasado después de una discusión con unos amigos; de esas que tienes la sensación de haber perdido), es decir, la mejor manera de argumentar casi todo: sin la presión del turno de réplica conversacional. Sin embargo, la mejor sigue siendo toda una declaración de principios para el título de Columnista imaginario: aquella publicada el 15 de Agosto de 2008 con el título de Imaginación.

La etiqueta Pop tiene como favorita una titulada Calor añadido (29/11/2008), que es, en realidad, un complemento a otra de las escritas para la Banda Sonora: en esa insolente sección me atrevo a proponeros una autobiografía (musical, eso sí): Y para muestra un brillante botón de los 80 (Banda Sonora 1981-1985, 25/11/2008)

La RAE (Real Academia Española de la lengua) me ha dado mucho juego, a lo largo de este año; tanto que tiene su propia etiqueta. El Post-it (con perdón de la RAE) elegido ganador es uno titulado U.t.c.s. (usado también como sustantivo), escrito el 31 de Agosto de 2008. Empieza diciendo: “La gran paradoja del lenguaje político, pervertido…”

Y para perversa: Bellatrix Lestrange, uno de los mortífagos de Lord Valdemort (el gran enemigo de Harry Potter). Se me ocurre que su varita mágica debe tener poderes inmensos, así es que la utilicé para reírme (por no llorar) de la hipocresía reinante en nuestro mundo de Muggles. He aquí las dos primeras entradillas (¡Gracias Potter! y Vérítas; 9 y 11 de Agosto de 2008) de esa corta serie llamada Vêritas, pues con una sola nada queda claro.

En la etiqueta Hippies, que tendría que estar más concurrida sino se impusiera constantemente la actualidad, voy a señalar la escrita el 5 de Diciembre de 2008, con el nombre de Hippies IV. En realidad, podría haber escogido cualquiera, pero casi todas están destrozadas gracias a los vigilantes del copyright en Youtube (que hacen muy difícil mantener un archivo con sus continuas denuncias de infracciones).

Para acabar, me siento incapaz de decidir cual es mejor de los tres obituarios que me vi obligado a escribir en su momento: Las elegías son todas buenas y todas terribles.

martes, 4 de agosto de 2009

Banda Sonora (1996-2000)


La siguiente página pasó, como en cualquier biografía, inexorablemente; pero la banda sonora de mi vida ya no era, entonces, ese muro sin intersticios (como la que ilustra “Casino” de Scorsese, donde no deja de sonar música ni un solo momento), sino la selección que había que hacer entre tanto ruido. Los anaqueles se iban vaciando de música pop para dejar sitio a los clásicos. Clásicos modernos, mas bien, pues allí estaban Shostakovich, Maurice Ravel o Gustav Holst. Con un cierto regusto sajón: Bernstein, Willian Walton…

Al final de ese periodo, la locura electrónica se había enfriado: El chill out ejercía su poder, como en un amanecer eterno en Amnesia: Groove armada, I monster, Kinobe. En realidad me gustaba sucumbir a la magia del Ministry of Sound y sus sesiones enlatadas…Y mentiría sino recordara canciones fetiches, como la zorra de Meredith Brooks o la Sinfonía agridulce de los Verve, con sus polémicos arreglos stonianos. Eclecticismo era la clave para el nuevo yo, más sosegado, a quien ya no bastaba la emoción primaria del Pop, y necesitaba retos.