La protagonista de La elegancia del erizo de Muriel Barbery (Seix Barral) dice, estremecida ante la belleza de una naturaleza muerta que le encanta, "Es muy bonito"; aun consciente de la futilidad de la expresión (lo hace para disimular su magníficamente amueblada cabeza). Esto debe aplicarse a toda obra de arte (literatura, cine, música…), de cuya naturaleza es de lo que trata este libro.
Comprendo mucho mejor qué es el arte después de haberlo leído, aunque siga sin poder expresarlo (al menos no tan bien como la autora: "El arte es la vida, pero con otro ritmo"). Este magnífico tratado de estética es un libro de texto de la vida en general (como toda gran novela) y, además, un prodigio de sutileza…"Quizá vivir sea esto: perseguir instantes que mueren", o un soberbio homenaje a Proust: después de todo, un narrador nos enseña los vericuetos de un inmueble burgués en París. Eso sí, con la décima parte de páginas y la evidente traducción contemporánea, pero con la misma capacidad de hurgar en el lugar exacto donde se unen sarcasmo y compasión.
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